15 cosas que hacer en Viena

Hoy os traigo una lista de 15 cosas que hacer en Viena en una escapada de tres días 😉


Por supuesto habrá millones de cosas más que no hicimos y que merecen la pena; por ejemplo nosotros dejamos de ver un montón de museos (en Viena hay más de cien!) porque preferíamos pasear y tomar cócteles y cafés en lugar de hacer una maratón 😉

Ahí van mis 15 recomendaciones:

1. Para alojarse: el Saint Shermin Bed&Breakfast&Champagne: una única planta en un edificio de una tranquila zona de Viena. Lejos del bullicio del centro pero a sólo 10 minutos caminando de la calle turística principal, el Naschmarkt o el Museums Quartier, y con una parada de metro muy cerca. Muy acogedor y con encanto, su relación calidad-precio nos pareció perfecta.


2. Restaurante Heurer: a dos minutos del hotel, tiene distintos espacios donde lo mismo comes, que tomas una tarta y un café a media tarde o un cóctel tras la cena… Y todo rico.


3. Café del Hotel Sacher: un lugar emblemático donde probar la famosa y omnipresente por allí tarta Sacher (pronunciado «saja»). Tan buena como ésta, su tarta de limón y frambuesa… Viena en este sentido es carete: un par de tartas y dos capuccinos en una zona turística a menudo rozarán los 20 euros.


4. Paseo alrededor de la Stephansplatz: esta plaza, que alberga el famoso Stephansdom y su torre, a la que se puede subir, es el epicentro de la vida turística y comercial de Viena. Alrededor, un entramado de callejuelas repletas de tiendecitas y restaurantes que merece un paseo tranquilo… Ah! Os encantará una papelería llamada A.Katzer, en el nº5 de la calle Wollzeile, llena de monerías… =)


5. Bloom Bar: en la azotea del Hotel Lamée, a pocos pasos de la Stephansplatz, se encuentra este animado bar donde tomar un cóctel o una copa mientras disfrutas de unas preciosas vistas de la ciudad y la catedral de Saint Stephan. Al atardecer, mejor.


6. La Ópera estatal de Viena: Merece la pena una visita guiada por su interior (las hay en español), nosotros quedamos impactados sobretodo por lo que hay tras el escenario y el enorme trabajo que supone que no representen la misma obra dos días seguidos…

Lamentablemente, durante el verano están de vacaciones y no hay funciones, pero en temporada puedes comprar entradas por unos pocos euros para verlo desde un gallinero de lujo (la visibilidad no es nada mala). La ópera está muy arraigada en la cultura austriaca y les gusta que todo el mundo pueda asistir a ella.

De todas formas, si vais en verano, en el exterior del edificio encontraréis fácilmente quien os venda entradas para funciones de música clásica, ópera y vals en otras ubicaciones de la ciudad, aunque resultan más caras. Nosotros asistimos a una y no sé muy bien si recomendároslo…


7. Museo Sisi: puede parecer un poco tonto no ir al Albertina y en cambio visitar los apartamentos imperiales y este museo, pero el caso es que es muy recomendable. La Emperatriz Isabel de Austria fue un personaje histórico muy diferente al que conocemos por la famosa filmografía de Sissí Emperatriz interpretada por Romy Schneider… Vivió rodeada de opulencia pero triste y atormentada, y recorrer el palacio resulta en algunos momentos sobrecogedor…


8. Café Central: Otro precioso y regio café vienés, eso sí, atestado de turistas, pero que merece la pena visitar con un poco de tiempo para disfrutar de cada bocado…


9. Mercado Naschtmarkt: cada sábado este mercado despliega todo su encanto, repleto de frutas, verduras, especias, comida preparada, pequeñas tiendas de enseres domésticos y varios cafés y restaurantes (éstos abren a diario)… de todos ellos os recomiendo Neni, sus sabores exóticos, su increible falafel, su hummus… hay que ir.


10. Museums Quartier: un impresionante conjunto aquitéctonico que engloba una zona de ocio, varios museos, una tienda de regalos que se que os encantará y un fotomatón de los de toda la vida!
Entre sus museos, el Mumok (arte moderno), que ahora alberga una colección de Pop Art impresionante… Ah! y dentro hay un agradable café para hacer una parada técnica con cupcake incluido 😉


11. Museo de Historia Natural y su Café: Casi enfrente del museums Quartier hay dos museos en dos enormes edificios gemelos, uno es el Museo de Historia Natural y el otro el de Historia del Arte, que nosotros no llegamos a visitar. El de Historia Natural es precioso, con una colección inmensa de animales disecados de especies que yo ni conocía, muy apropiado para ir con niños, y tiene un café en la planta que merece una visita.


12. Paseo a orillas del Danubio y Strandbar: En verano, a orillas del río se suceden diferentes restaurantes/bares para disfrutar de una cena o una copa. Mi favorito, el Strandbar, que además de ofrecer cenas en su restaurante, dispone de una playa artificial repleta de hamacas donde sentarte a disfrutar de las vistas de la orilla opuesta; especialmente bonito de noche.


13. Restaurante Mercado: Buena cocina latinoamericana en un entorno de lujo. Ojo! Lo que pica, pica mucho!


14. Parque Prater: Ser el parque de atracciones más antiguo del mundo y tener una noria gigante son sus principales reclamos. Lo cierto es que está repleto de atracciones para mayores y niños y es visita obligada si viajas con ellos. Nosotros íbamos solos y aún así nos montamos en alguna atracción 😉


15. Fijarse en los semáforos más tiernos: Es imposible caminar por Viena y no pararte a mirar sus divertidos semáforos. Es increíble cómo un pequeño cambio como poner muñequitos que se abrazan, se quieren o van juntos de la mano, te cambia el humor…


Ah! y unos pequeños tips:

➽ ¿veis la foto de arriba? Sí, un Spar. Pero nada que ver con los de aquí, variedad infinita en cuanto a comida preparada y super-sana, fruta cortada, ensaladas, sandwiches de primera… la mejor opción si quieres comer baratito allí mismo o sentado en un parque.

➽ Por la ciudad encontraréis a vuestro paso infinitas bombonerías… no dejéis de comprar los barquillos Wanner de la primera foto… requetebuenos y un gran souvenir! 😛

➽ Para ir del aeropuerto a la ciudad y viceversa os recomiendo el CAT, es algo más caro que otras opciones pero sumamente rápido, cómodo y, lo que es mejor: el día de vuelta puedes facturar allí mismo, desde muchas horas antes ( muchas más que si vas a hacerlo en el aeropuerto) y sin apenas colas. Este servicio lo ofrecen según la compañía aérea, consultadlo, porque si viajas por la tarde puedes dejar tu equipaje, obtener tu tarjeta de embarque y pasear tranquilo tus últimas horas en Viena.

Nos quedaron muchas cosas por ver, restaurantes que probar, Viena es enorme y la lista interminable.
Parece que son muy fans de los restaurantes eco y veganos (y nosotros!) y no pudimos probar alguno que estaba cerrado en esa época. Tengo que volver para admirar la obra de Gustav Klimt, aunque tenga que hacer la visita yo sola… 😉

¿qué más me recomendáis para mi siguiente visita?

Pat.

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